¡Madre! Si te tuviera tan solo un momento.
Me haría tan feliz darte los besos que no te di.
Poderte contar como fue
mi vida sin ti.
Contarte como te eché en falta en días tan señalados como hoy, y en
tantos otros.
Que mi pena ha pasado
no es cierto, solo vivo entretenida con nuevos sentimientos, pero en el fondo
de todo me faltas tú Madre.
Si te tuviera Madre, te
contaría de mis alegrías con mis hijos y nietos. Me entristece tanto pensar que
no te hayan conocido.
Ni siquiera tengo
suficientes recuerdos tuyos para contarles.
Te fuiste tan pronto
Madre, que no me dio tiempo a guardar el
recuerdo de tus mimos y abrazos, que estoy segura serian muchos los que me distes porque
me sentí muy feliz contigo.
¡Si te tuviera un
momento Madre! me recitarías de nuevo aquella poesía cuando me bestias después de un baño. Esto si
que lo recuerdo con gozo y alegría Madre.
BENDITA SEA TU PUREZA
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.