12 de julio de 2011

POSTALES ANTIGUAS







Todos los de mi época -años 60- recordareis cuando se felicitaba en los cumpleaños con aquellas postales antiguas. A mi me parecían preciosas cuando las veía en casa de la abuela. Recuerdo unas con parejas de niños o de novios, también las había de flores, con pájaros o gatitos y en la parte posterior se escribía una dedicatoria cariñosa y la fecha.

Cuanto amor desprendían aquellas miradas de rostros con tonos sonrosados dulces y angelicales que irradiaban felicidad -Ya dudaba yo que existiese tanta perfección- Me gustaba mirarlas una y otra vez imaginando historias sobre sus vidas. Que felices se les veía, su cara lo decía todo. Seria así su vida en realidad. Las niñas y niños con preciosos tirabuzones y bonitos vestidos, las parejas de novios mirándose con ternura como si solo existiesen ellos dos olvidándose del mundo. Vivirían en grandes palacios rodeados de jardines con bonitas fuentes, jardines llenos de rosas, claveles o pensamientos como los que veía en esas postales que cada cumpleaños les regalaban sus novios a mis tías.


Me gustaba la costumbre que tenían ellas - mis tías- de cada verano forrar sus sombreros por dentro con bonitas telas y en el fondo cosían la postal con la dedicatoria del novio, de ese modo llevaban durante todo el verano su recuerdo.
En verano el sombrero era algo imprescindible para salir al campo y debajo del sombrero un pañuelo que les cubría casi por completo la cara.


        Rafaela.