8 de diciembre de 2010

EL PASEO DE LAS MIMOSAS



Se le llamaba así, a una parte del camino que recorría la distancia desde La Garganta a Minas del Horcajo. La naturaleza había encontrado allí el clima idóneo para la gran cantidad de plantas de mimosas silvestres que bordeaban ambos lados del mismo. Era un lugar especial, un poco mágico, romántico, algo espectacular entre tantos eucaliptos. Sobretodo en los meses de primavera cuando los árboles florecían llenando todo de un amarillo intenso, se podía disfrutar de la suavidad de sus flores y su delicado perfume. Todo el que haya tenido la suerte de pasar por allí en otros tiempos, no habrá resistido la tentación de llevarse un gran ramo a su casa para recuerdo y disfrute durante unos días.

En los alrededores de este llamado paseo, debajo de los eucaliptos se celebraba el día del hornazo el domingo de Resurrección, reuniéndose todos los vecinos de la zona con sus meriendas y el típico hornazo con el huevo cocido encima.
Los más pequeños disfrutaban buscando “los huevos de gamusinos” un juego que los mayores se habían inventado, encargándose de esconder entre los matorrales estos extraños huevos, eran cocidos y pintados de colores, gran sorpresa para los niños al encontrarlos y comprobar que además de vistosos, según se encontraban se podían comer. Un bonito día de convivencia para todos.